Los futuros de petróleo Brent, de referencia en Europa, superan los 80 dólares por barril, niveles que no veía desde agosto del año pasado. El crudo lleva varios días subiendo casi sin descanso: el mercado está anticipando la respuesta de Israel al ataque con misiles de Irán de principios de la semana pasada, lo que a su vez desencadenaría nuevas represalias de Irán con un resultado inesperado para el petróleo.
Los mercados odian la incertidumbre y ahora mismo es incertidumbre total la que se respira entre los traders, productores de crudo e inversores. "Esta vez, el sentimiento es diferente", aseguran desde JP Morgan en una nota publicada para clientes.
Desde octubre de 2023, los economistas de JP Morgan venían recomendando vender petróleo porque consideraba que la reacción del mercado a los acontecimientos políticos en Oriente Medio era excesiva en esos momentos. En primer lugar, los principales actores en Oriente Medio tenían fuertes incentivos para mantener el conflicto contenido, dado que las inversiones y la transformación económica que está siendo llevada a cabo e implementada en la región del Golfo requiere paz y estabilidad. En segundo lugar, consideraban que el cierre del estrecho de Ormuz es un evento de muy bajo riesgo, puesto que Irán se estaría pegando un tiro en el pie e irritaría a su principal cliente (China), aseguran desde JP Morgan.
Sin embargo, estos expertos que admiten con pena que "esta vez, la sensación es diferente". Para empezar, a diferencia de octubre de 2023, cuando la prima geopolítica estaba al menos parcialmente descontada, "ahora los futuros del petróleo Brent se negocian en línea con su valor justo, y el sesgo de riesgo alcista se expresa a través de opciones: el volumen de opciones de compra alcistas del Brent ha alcanzado un máximo histórico, impulsado por una mayor actividad en los contratos a 100 dólares y más", advierten los analistas de JP Morgan. Ni siquiera la reapertura de los yacimientos de Libia ha calmado el petróleo.
Hay que recordar que los niveles capacidad ociosa dentro de la OPEP son grandes. Es decir, varios países pueden casi de la noche a la mañana producir mucho más petróleo. Pero, ¿qué pasa si ese petróleo no puede enviarse a Occidente o China? Los precios se dispararían.
Tamas Varga, analista "El colchón de suministro disponible, que actualmente asciende a entre 4 o 6 millones de barriles diarios, también mitigará el impacto de interrupciones inesperadas del suministro, según se piensa. El único problema es que esta capacidad sobrante se encuentra precisamente en la región, que es susceptible de una guerra en toda regla", advierte Varga.
"Además de paralizar potencialmente la producción petrolera saudí, el cierre del crucial estrecho de Ormuz, por el que pasan 20 millones de barriles de petróleo diarios, condensado y productos derivados del petróleo y aproximadamente un tercio de todo el comercio marítimo, implicaría una escasez tangible de petróleo" añade este experto.
Esta vez es diferente
La pregunta urgente para el mercado petrolero hoy es si el conflicto entre Israel e Irán y sus representantes se intensificará aún más. Desde el estallido del conflicto en Gaza en octubre pasado, Israel e Irán han estado en desacuerdo, pero los picos anteriores en los precios del petróleo han sido de corta duración debido a la falta de interrupciones en la producción de crudo. En abril, Irán e Israel intercambiaron golpes (ataques), y Teherán lanzó una andanada de misiles y drones que fue claramente telegrafiada y causó daños limitados. A esto le siguió unos días después un ataque de represalia silenciado por parte de Israel, con ambas partes señalando que no querían una mayor escalada. El petróleo cerró esa semana aproximadamente un 3% más bajo.
Durante los meses siguientes a la elección del presidente reformista Masoud Pezeshkian en julio, Teherán había abogado públicamente por la moderación, aunque Israel estaba intensificando sus ataques contra Hezbolá (el principal aliado de Irán), lo que sugería que los líderes iraníes estaban dispuestos a evitar una mayor escalada directa con Israel después del intercambio de misiles de abril. "Sin embargo, tras el asesinato de Hussein Nasrallah y la incursión terrestre de Israel en el sur del Líbano, Irán, sin apenas advertencia, lanzó aproximadamente 180 misiles balísticos contra Israel, lo que dio a Israel y sus aliados un tiempo de respuesta significativamente más corto. El ataque del martes fue mucho mayor que el de abril, ya que incorporó aproximadamente el doble de misiles balísticos, aunque sólo unos pocos lograron atravesar las sofisticadas defensas aéreas de Israel", apuntan.
Pero la historia no queda ahí. Estos mismos expertos aseguran que hay otro matiz que puede ser de vital importancia: "La otra diferencia significativa entre ahora y lo que sucedió en abril es que la reciente ofensiva de Israel contra Hezbolá ha debilitado significativamente su liderazgo y ha disminuido la capacidad del grupo para infligir daños. La debilidad de Hezbolá, junto con la defensa exitosa de Israel contra los misiles balísticos de Irán, podría envalentonar a Israel para aprovechar su ventaja y contraatacar con fuerza a Irán y su eje de resistencia, incluso a riesgo de sufrir pérdidas militares y políticas", advierten desde JP Morgan.
La escalada regional ha estado acompañada de una retórica cada vez más enérgica y pública por parte de Israel, con funcionarios que hablan de destruir el programa nuclear de Irán y sus instalaciones energéticas centrales y el primer ministro israelí se comprometió la semana pasada a cambiar el equilibrio de poder en la región durante años. Al igual que en abril, las perspectivas para el petróleo parecen depender de la respuesta israelí al ataque... esta vez "la respuesta podría ser desproporcionadamente más enérgica que en abril para crear dominio de la escalada y disuasión a largo plazo", alertan desde el banco de inversión norteamericano.
Las opciones de Israel
Israel está sopesando varias opciones de respuesta para tomar represalias contra Irán, incluidos ataques a lanzamisiles o la propia infraestructura petrolera... "Israel, por ejemplo, podría atacar las refinerías de Irán o su principal terminal de exportación de petróleo en la isla de Kharg, en el Golfo Pérsico, con el objetivo de interrumpir los ingresos petroleros del país", admiten desde JP Morgan. Sin embargo, parece poco probable que esta opción sea aceptada por la administración estadounidense, que se mostraría contraria a perturbar los mercados petroleros en las semanas previas a las elecciones presidenciales.
Tamas Varga, de PVM Oil, explica que Oriente Medio es un barril lleno de pólvora y todo hace indicar que existe el riesgo de que veamos "una chispa que envolvería a la región en llamas y haría subir considerablemente los precios del petróleo. No está nada claro si una mayor escalada del conflicto es una perspectiva realista, o si las partes en conflicto optarán por la moderación y evitarán un aumento de la temperatura geopolítica. Con suerte, y en aras de mantener alguna remota posibilidad de acercamiento, la participación directa de Irán y la estrategia militar de tierra arrasada de Israel están cerca de alcanzar sus límites".
Este experto, que lleva años en el mundo del petróleo y se ha convertido en una de las voces más respetadas, termina con un mensaje un tanto enigmático, que deja las puertas abiertas a casi cualquier escenario: "Si ocurriera lo peor, las refinerías se apresurarían a asegurar el suministro de sus materias primas, el petróleo crudo, y no podrían satisfacer la demanda de productos de los consumidores y de la industria. Esto conduciría a una escasez de petróleo refinado que elevaría los diferenciales de craqueo (la diferencia entre el barril de crudo y el de gasolina y diésel) a niveles mucho más altos. Por ahora, y a pesar del feroz repunte actual, el escenario apocalíptico no es una alternativa y cuanto más se eviten los ataques a las infraestructuras petroleras y las rutas comerciales, más probable es que la ansiedad se modere. Pero, de nuevo, ¿quién sabe?", sentencia Tamas Varga.