A pesar de la incertidumbre macroeconómica global, España continúa siendo un destino atractivo para las grandes multinacionales extranjeras. Tras un 2022 en el que se anunciaron proyectos como el de Volkswagen y su fábrica de baterías, la inversión de 10.000 millones de Maersk en combustibles verdes o el nuevo centro de diseño de chips de Cisco en Barcelona, el ritmo de anuncios se mantiene con el nuevo año. La negociación con Tesla para que instale una factoría de vehículos eléctricos en Valencia es el gran nombre, pero detrás de la factoría hay más de 13.000 millones procedentes de nombres como Astrazeneca, BP, IBM, Panattoni y EDP.
Contando solamente inversiones superiores a los 100 millones de euros, la cifra asciende a los 13.600 millones de euros sin tener en cuenta el gasto de fondos de inversión o en M&A. Por debajo de esta cifra, el rastro se vuelve prácticamente imposible de seguir a la espera de los datos que facilita anualmente el Ministerio de Industria.
La transición energética ha sido una de las grandes protagonistas de lo que va de año. De la totalidad de proyectos en construcción destacan la apuesta hecha por firmas como las petroleras Shell y Total en parques fotovoltaicos. La empresa anglo-holandesa anunció la pasada semana su compromiso de desarrollar 3.000 megavatios de energía solar, valorados en una inversión de 3.000 millones de euros. Su competidor galo, trabaja con la española Ignis para sacar adelante otros 3.300 megavatios entre Madrid y Andalucía.
Detrás de ambos gigantes, la petrolera BP gastará 2.000 millones para transformar su refinería de Castellón en un centro de hidrógeno verde. El mismo combustible quiere desarrollar la portuguesa EDP en Cádiz y Asturias (490 millones) o la alianza entre Acciona y Plug Power en Navarra (87 millones). En energía eólica, destaca el plan de la lusa Finerge, también en Navarra, de 131 millones.
Menor fervor presenta el sector industrial, a la espera del Perte VEC y el Perte de descarbonización, para los que sí hay demanda en espera, como el proyecto de Arcelormittal en Gijón o planes de electrificación en Renault, Volkswagen y Stellantis. Para los fondos europeos, Hydnum Steel sí anunció este año su voluntad de invertir 1.000 millones en Puertollano para hacer acero verde, aunque está a la espera de los fondos europeos. Sí está comprometida la fábrica de autobuses de Valladolid que plantea Switch Mobility, con una inversión de 100 millones de euros.
No obstante, entre las iniciativas automovilísticas sobresale la negociación de Tesla con la Generalitat Valenciana para instalar su segunda fábrica de Europa en Valencia, lo que supondría una factura de 4.500 millones.
Otro capítulo merece la instalación de una nueva gigafactoría de baterías tras la de Volkswagen en Sagunto. Envision anunció el año pasado que proyecta una planta en Cáceres de 30 GWh. Más en el aire está la megaplanta de baterías eléctricas que Inobat quiere construir en Europa, con una inversión de 3.000 millones.
Más allá de la automoción, Basf anunció que instalará dos nuevos hubs de ingeniería en Tarragona y Madrid -no precisó gasto- y Nestlé inició las obras de una inversión de 100 millones en su planta de Girona para ampliar la capacidad de café. Aunque avanza, no está confirmado el proyecto de Universal Kraft para producir amoníaco verde en As Pontes (La Coruña) por 240 millones. En la misma localidad, la china Sentury Tire cuenta con un presupuesto de 522 millones para una fábrica de neumáticos.
Más allá de energía e industria: logística, salud y tecnología
En el campo de la tecnología y la salud, destaca la inversión confirmada de Astrazeneca de 800 millones en su nuevo centro europeo de I+D, que ubicará en la parte alta de la Diagonal de Barcelona, y que creará un millar de empleos. Además, IBM escogió San Sebastián para su sexto ordenador cuántico (120 millones) y Globallogic -filial de Hitachi- se reunió en enero con Pedro Sánchez para anunciar su compromiso de crear sus primeros cuatro centros de software en el sur de Europa en Valencia, Málaga, Madrid y Tarragona.
Y aunque la inversión inmobiliaria está protagonizada principalmente por fondos, también hay grupos internacionales apostando por España, principalmente para logística. Ikea gastará 90 millones en mejorar su red en Madrid, una cifra que se eleva a 105 millones si se tiene en cuenta la inversión en tiendas; la australiana Goodman firmó al fin la reindustrialización de Nissan Barcelona, que le obliga a inyectar un mínimo de 100 millones y Prologis cuenta con un presupuesto de 120 millones para desarrollar 100.000 metros cuadrados. Mientras, Panattoni explicó que invertirá 300 millones para construir el mayor centro de datos de Cataluña en la provincia de Barcelona.
En total, 13.600 millones sin tener en cuenta inversiones financieras ni operaciones de M&A que, según los datos de TTR, han representado un gasto de 8.500 millones por parte de actores extranjeros.
La energía e Ignis tiran de la inversión nacional
Pero el dinero de las grandes inversiones en España no solamente procede de capital extranjero. La gran empresa nacional tiene también en marcha proyectos por varios miles de euros entre los que sobresalen los destinados a la transición energética. Un ejemplo es el de Cepsa, que cuenta con un plan de 8.000 millones de inversión que engloba anuncios hechos este año como el de nueve proyectos de energía solar por 631 millones de euros o la nueva planta de biocombustibles en Huelva por 1.000 millones.
Mientras, Naturgy tiene en marcha un plan de 2.000 millones en el país en energía solar y eólica hasta 2025. Por su parte, Repsol anunció en la presentación de los resultados de 2022 una inversión "histórica" de 5.000 millones de euros, aunque no precisó la parte que se destinará al territorio español.
Iberdrola proyecta una inversión de 6.000 millones en España para el trienio 2023-2025
Iberdrola cuenta con un músculo inversor de 47.000 millones para el periodo 2023-2025. En su último Investors Day, explicó que aproximadamente el 13% del total se destinará a España, lo que supondría una inyección de 6.000 millones para el trienio y "en línea con la media de los últimos ejercicios".
Fuera de las grandes cotizadas, Bruc Energy promueve proyectos renovables en Aragón por valor de 4.000 millones. Más allá del sector energético aparecen compañías como Ignis que prepara una inversión de 1.000 millones para producir amoníaco verde en el puerto de Castellón.
Empresas como Amper, Neinor, Aqualia, FCC y Telefónica también anunciaron inversiones por varios cientos de millones.