Un nuevo episodio en la volatilidad del precio del gas en Europa ha dado a su fin. Los mercados energéticos se han quitado un peso de encima tras conocer que se había suspendido la huelga de unos trabajadores en una planta de GNL (gas natural licuado) en Australia.
Con la noticia y en tan solo dos días, el índice holandés TTF, el de referencia en Europa, cae más de un 10%, desde los 43 euros/MWh hasta los 39 euros/MWh. Pero ahora hay una segunda parte que podría hacer descender mucho más ese precio.
La comisaria de Energía de la UE, Kadri Simson, ha dicho que las reservas de gas natural han alcanzado sus objetivos del 90% más de dos meses antes de lo previsto, y eso unido a un invierno que se espera más cálido de lo normal, hace temer a la industria.
Según sus cálculos, el continente ha podido comprar más gas del que puede almacenar, lo que obligaría a los proveedores a vender suministros con pérdidas si sus pedidos superan sus capacidades de almacenamiento.
Un análisis de una empresa energética europea predice que este invierno no será muy frío y si se cuenta con un suministro abundante podría significar que la UE termine importando mucho más gas del que necesita, según adelanta POLITICO.
Almacenamiento en Ucrania
Según el pronóstico, entre principios y mediados de 2024, la cantidad de gas en el sistema podría equivaler al 120% de las reservas totales, lo que provocaría una caída rápida de los precios del gas y obligaría a los importadores a contratos no rentables.
Para Simone Tagliapetra, investigadora senior de energía en el grupo de expertos Bruegel en Bruselas, el éxito de la estrategia de gas de la UE supera esas ansiedades. "Que los depósitos estén llenos mucho antes de lo previsto es una buena noticia para Europa, ya que son clave para un invierno seguro", dijo, señalando que tener demasiado gas no es actualmente una "limitación central" del sistema.
Para evitar que pierdan dinero, los comerciantes tienen otras opciones para hacer frente a cualquier exceso. Como señaló Bruegel en un informe el mes pasado, Ucrania tiene importantes instalaciones de almacenamiento a las que las redes de gas de la UE podrían bombear si estuvieran cerca de su capacidad.
Un tercio de los embalses de que dispone Kiev se ha ofrecido a comerciantes extranjeros. Si no se vieran obligados a vender, argumentan los analistas, los comerciantes podrían obtener 2.000 millones de euros en ganancias, suponiendo que estuvieran dispuestos a correr el riesgo de que Rusia atacara su producto en sus ataques a la infraestructura energética de Ucrania.
Tercera ronda de compras
Mientras tanto, la Unión Europea abrirá su tercera ronda de compras conjuntas de gas este próximo mes de septiembre. Una decisión que comenzó este año como parte de su respuesta al recorte drástico de las entregas de gas rusas en 2022 tras su invasión de Ucrania.
Los compradores europeos de gas pueden presentar sus solicitudes de compra de volúmenes a partir del 21 de septiembre, para entregas desde noviembre de 2023 hasta marzo de 2025. El plan reúne la demanda de las empresas, luego busca ofertas de proveedores mundiales de gas y pone en contacto a compradores y vendedores. La UE no participa en las negociaciones comerciales que siguen entre las empresas para firmar contratos.
A pesar del escepticismo inicial de algunas fuentes de la industria sobre si las empresas utilizarían el plan, la UE parece dispuesta a superar cómodamente su objetivo de comprar conjuntamente alrededor de 13.500 millones de metros cúbicos de combustible.
En una segunda licitación de la UE en julio, las empresas presentaron solicitudes para comprar conjuntamente 16 bcm de gas, después de que una primera licitación en mayo buscara otros 11,6 bcm.