Las expectativas están tremendamente altas en torno a Miura 1, el primer cohete 100% español creado por la empresa privada -con sede en Elche- PLD Space, quien aspira a ser la primera compañía no del país, sino a nivel europeo, que contará con su propio lanzador.
«Sólo nueve países del mundo tienen capacidad comercial y gubernamental real para ir al espacio. ¡Vamos a por el décimo!», refleja la cuenta de Twitter de Raúl Torres, fundador de la compañía junto con Raúl Verdú, ambos ingenieros aeroespaciales que comparten el sueño desde hace 12 años de construir su propio cohete.
Este sábado, sus anhelos daban un paso más allá. Ambos presentaban junto a su presidente ejecutivo, Ezequiel Sánchez, su flamante diseño, ahora desplazado a Huelva, concretamente a la base de El Arenosillo, desde donde despegará por primera vez entre abril o mayo, si todo va según lo previsto.
Éste será el pistoletazo de salida de PLD Space para convertirse en los primeros 'transportistas espaciales' privados en Europa capaces de llevar al espacio cargas de hasta una tonelada al espacio.
Los pasos que aún quedan
El traslado de Miura 1 a la base de la compañía en El Arenosillo, en Huelva (el principal campo de pruebas que utiliza el Instituto Nacional de Técnica Espacial, también involucrado en el proyecto) supone un hito para PLD Space. Desde allí se llevará a cabo la campaña de demostración de vuelo, que se producirá en las ventanas de lanzamiento aprobadas por el Ministerio de Defensa entre abril o mayo, si bien antes aún tendrá que superar diferentes pruebas, entre ellas el Wet Dress Rehearsal (comprobación de carga completa de propelentes), que incluye todos los pasos del lanzamiento previos al encendido de motor; y el 'hot test' (prueba estática de fuego), en el que se encenderá el motor del cohete durante cinco segundos.
Con una altura de 12 metros y una capacidad de carga de 100 kilogramos, el Miura es un microlanzador reutilizable al estilo precisamente de los cohetes Falcon, de Elon Musk. Además, es un prototipo que permitirá probar que el diseño ideado por completo por PLD Space está listo para volar al espacio. De hecho, de forma paralela, se está construyendo el Miura 5, un cohete el triple de grande (como un edificio de diez pisos) y capaz de transportar cargas de hasta 450 kilos ampliables hasta la tonelada. La idea es, si todo sale bien con Miura 1, probar la versión más potente en el centro de lanzamientos europeo situado en la Guayana Francesa.
Explosiones y cambios: los retos superados
La fecha concreta del primer lanzamiento queda condicionada por «la disponibilidad del propio cohete» -es decir, si está o no listo para el despegue- y a las condiciones meteorológicas, «ya que se requiere de una velocidad del viento en superficie inferior a los 20 km/h, una atmósfera calmada de vientos en altura y ausencia de potenciales tormentas en las proximidades», explican desde PLD Space.
«Si durante el procedimiento del lanzamiento, que dura unas 10 horas, se detecta un mínimo factor de riesgo, se abortará la operativa de ese día y se iniciará de cero la próxima ventana de vuelo», explicaba Torres. «Siempre vamos a preferir retrasar el vuelo a acabar con un cohete despiezado». La idea es que el Miura 1 se eleve a una altura de 153 kilómetros después de su lanzamiento desde el complejo de El Arenosillo. Después, la primera etapa retornará a la Tierra, cayendo en el océano Atlántico, a 70 kilómetros de la costa. Allí será recogido por un barco.
«Nuestro objetivo es conseguir un hito para España y Europa, pero aún tenemos todo por demostrar», concluye Ezequiel Sánchez, quien entró en la compañía hace tres años en un momento muy delicado: la compañía atravesaba una crisis a todos los niveles, y la 'puntilla' la dio la explosión de uno de los motores durante las pruebas. «En nuestro caso, salimos renovados de todo aquello», señalaba Sánchez.
No acabaron ahí los contratiempos de la empresa. Antes de transportarlo a Huelva, hubo que llevar a cabo varios reajustes. Por ejemplo, el propio material de la estructura del cohete pasó de ser acero a estar constituido por aluminio; o se hicieron cambios en las aletas, los aerofrenos, el paracaídas y de la zona en la que viajarán las cargas al espacio. «Sabemos que nos esperan muchos retos, aunque tenemos la certeza de que seremos capaces de resolverlos», concluía el presidente ejecutivo de PLD Space.
Apoyo institucional
En el acto, esta vez sí, estuvo presente la plana mayor del Gobierno y del sector aeroespacial español: el presidente Pedro Sánchez; la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant; el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández; la secretaria general de Innovación, Teresa Riesgo; el comisionado para el Perte Aeroespacial, Miguel Belló; o el director general del INTA, el teniente general Julio Ayuso Miguel.
Tanta representación institucional quizá estaba justificada por el potencial del proyecto. Según relató el presidente de Gobierno, el sector tuvo un impacto total de 13.000 millones de euros en el «complicado» año 2020, lo que equivalía al 1,2 por ciento del PIB español y a un 5,4% del Producto Interior Bruto industrial.
«Hemos logrado que la España acomplejada del 'que inventen ellos' sea ya sólo un mal recuerdo del pasado -esgrimía Sánchez-. Si bien hace no demasiado tiempo, la idea de una industria aeroespacial potente en España y competitiva pareciera una quimera, hoy nadie puede negar que se trata ya de una realidad».
Aún así, el presidente ejecutivo de PLD señalaba al respecto que «Europa está en una encrucijada espacial»: «Las opciones de acceso al espacio por parte de lanzadores europeos para 2023 son muy limitadas, entre cero y dos lanzamientos, algo totalmente insólito para Europa y para este sector. Evitar un invierno espacial europeo es una cuestión de inversión», incidió Ezequiel Sánchez. Porque a pesar de que el hombre lleva más de medio siglo explorando fuera de las fronteras terrestres, viajar al espacio es una empresa cara y compleja.