Las divergencias fundamentales entre Alemania y Francia sobre política energética explotaron una vez más este lunes en Luxemburgo, donde los gobiernos europeos fracasaron en su intento de alcanzar un acuerdo sobre todos los elementos de la propuesta presentada en marzo por Bruselas para reformar el mercado eléctrico comunitario.
Mientras Berlín apuesta con fuerza por la salida de la nuclear, París abandera su uso como energía baja en emisiones de carbono, políticas opuestas que se han traducido en un serio pulso por los llamados contratos por diferencia (CdF) en los que se pacta un precio fijo garantizado por el Estado entre el comprador y el generador con vistas a luego hacer cuentas y reembolsar la diferencia, en función del precio real, uno de los elementos clave de la reforma del mercado eléctrico propuesta en marzo por la Comisión Europea.
El destino de esos fondos, si una industria en concreto (la nuclear, en el caso de Francia) o los propios consumidores para beneficiarse de la rebaja de precios divide a los Veintisiete, al igual que la demanda de Polonia de poder seguir subvencionando el carbón para generar electricidad con el fin de garantizar su seguridad de suministro y, argumenta, poder asistir a la vecina Ucrania. La presidencia sueca del Consejo sigue decidida a sacar este acuerdo antes del 30 de junio pero, de lo contrario, pasará a manos de España, que toma el relevo a Estocolmo el próximo uno de julio.
Para varios países, Alemania entre ellos, la aplicación de los contratos por diferencia no solo a las nuevas inversiones en energías renovables sino a las centrales nucleares ya existentes supondría una ventaja excesiva para esta industria y dificultará a la postre la transición energética, por lo que fue imposible encontrar un acuerdo este lunes. “Podría haber habido una forma de impulsar una mayoría, pero a mí me interesa contar con el mayor número posible de países y eso redunda en interés de toda la UE”, explicó la ministra sueca de Energía, Ebba Bush, cuando dio por concluida la larga sesión negociadora y reenvió el dossier a los embajadores de los Veintisiete.
La UE duplicará su objetivo de consumo de energías renovables: en el 2030 deberán ser el 42,5% del total
“Aquí nadie está haciendo regalos a nadie, lo que necesitamos es un diseño del mercado eléctrico que promueva una mayor producción de electricidad y sea atractivo para los inversores”, respondió categóricamente Busch a la acusación del ministro luxemburgués, Claude Turmes, de que se está haciendo “un enorme regalo a Macron” aceptando la inclusión de la energía nuclear en este sistema. “La manera en que los países nos enfrentamos a la descarbonización de la economía presenta matices” y esto “a veces genera tensiones pero no se trata de enfatizar las diferencias sino construir las bases para que haya acuerdo”, añadió en declaraciones a la prensa la vicepresidenta tercera del Gobierno y responsable de Transición Energética, Teresa Ribera, que garantizó a sus colegas europeos que España “trabajará a fondo para llegar a un acuerdo cuanto antes”.
En paralelo, los ministros de Energía avalaron el compromiso negociado a última hora por la presidencia sueca para contentar a Francia respecto a la nueva directiva sobre energías renovables, la llamada RED III, que eleva del 22 al 42,5% el objetivo de consumo para el año 2030. En realidad, el Consejo alcanzó un acuerdo al respecto ya en marzo pero París lo ha mantenido en el aire con demandas de última hora sobre el papel de la energía nuclear y la situación de la industria del amoniaco, peticiones que chocaron con la negativa de Berlín.
Los autodenominado amigos de las renovables, grupo en que militan Alemania y España, entre otros, reclamaba elevar el objetivo de renovables hasta el 45%, frente al 40% como tope que pedía el bloque liderado por Francia y que se destacan por tener un alto porcentaje de electricidad producida a partir de nuclear en su mix energético. Finalmente, se ha pactado un objetivo intermedio, el 42,5% para el 2030, lo que según fuentes alemanas equivale a instalar, cada día, 17 campos de fútbol de paneles solares, 16 aerogeneradores en tierra y 4 en el mar.
A instancias del Elíseo, el texto final menciona la importancia de la energía nuclear en la estrategia de descarbonización europea y “reconoce” las dificultades que representa la reducción del uso de hidrógeno de origen fósil para el sector del amoniaco, crucial para la fabricación de fertilizantes y, por tanto, según Francia, para la seguridad alimentaria. Como en el caso de la reforma del mercado eléctrico, de la posición los estados miembros de cara a la negociación con la Eurocámara pero en ambos casos el objetivo es pactar la legislación durante el semestre de presidencia española.
Fuente: La Vanguardia