
La guerra en Ucrania ha revelado las vulnerabilidades en los sistemas de seguridad y defensa de los aliados, que aseguran que se están quedando sin munición en las reservas. Además, los avances tecnológicos han abierto algunas grietas contra las que se conjuran. Ahora toca el turno a la protección de las infraestructuras críticas submarinas después del sabotaje al gasoducto Nord Stream y ante el temor a nuevos ataques de ese tipo a otro tipo de instalaciones, como las de telecomunicaciones. Ante esa situación, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha anunciado la creación de una célula que trabaje en la coordinación y prevención para evitar ese tipo de situaciones.
“El sabotaje de los oleoductos de Nord Stream nos ha recordado a todos las vulnerabilidades a las que nos enfrentamos”, ha reconocido sin tapujos sobre una de las debilidades de los aliados. Así que pondrá en manos de un exmilitar alemán (Hans-Werner Wiermann) la puesta en marcha de ese mecanismo que ha denominado Célula de Coordinación de Infraestructura Submarina Crítica, que trabajará en la sede de la OTAN en Bruselas. La intención es que mejore la coordinación civil y militar pero también con el sector privado.
“Compartir las mejores prácticas, aprovechar tecnologías innovadoras y aumentar la seguridad de nuestra infraestructura submarina” son los objetivos de esa nueva unidad.
El anuncio de Stoltenberg se ha producido al acabar la reunión de ministros de Defensa, que también han abordado la necesidad de aumentar la producción militar para seguir apoyando a Ucrania. “Lo que vemos es un enorme gasto de munición y lo hemos visto durante varios meses. Y esa es también la razón por la que empezamos a abordar este tema el pasado otoño (…) Ahora, vemos que las cosas van realmente en la dirección correcta”, afirmó el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa al término de una reunión de ministros aliados de Defensa de dos días.
En esta reunión, los ministros decidieron impulsar varias iniciativas, como un proyecto sobre almacenamiento de municiones que apoyará el preposicionamiento de estos elementos para los batallones desplegados en el flanco este y que, a juicio de la Alianza, implicará un “cambio fundamental en la forma en que los aliados gestionan el almacenamiento de estas reservas”.
