En pleno debate por el acuerdo salarial firmado entre patronal y sindicatos, la productividad y la inflación centran los argumentos de empresarios y centrales. En el caso de la productividad del mercado laboral español, los datos de afiliación media tras la pandemia revelan que apenas se han creado unos 13.100 puestos de alta cualificación, todos centrados en la industria, que es el sector con mayor productividad. Este incremento de puestos de trabajo apenas supone un pedazo de tarta minúsculo en comparación con el peso del sector servicios, con productividad muy por debajo de la media, que genera el 94% del empleo en 2021 y 2022.
Con estos datos, el Colegio de Economistas de Madrid (Cemad) analiza la resistencia del empleo, con un gran despegue tras la pandemia. Esta fuerza se medirá aún más de cerca una vez sea latente el impacto del endurecimiento de la política monetaria que, en uno de los posibles escenarios, provocaría la reducción de la inflación a coste del enfriamiento del consumo y de la propia economía.
Un estudio que firman Ana Cristina Mingorance-Arnaiz, de la Universidad CEU San Pablo, y Rafael Pampillón Olmedo, de la misma institución académica y del IE Business School, pone el foco en el tejido productivo español. Sintetizando, España centra sus esfuerzos en el sector servicios, mientras la manufactura parte en desventaja. Según explican, esta falta de desarrollo conlleva remuneraciones menores que en conjunto del euro "lo que nos convierte en un país poco atractivo para los trabajadores de alto impacto".
Es especialmente llamativo la evolución de la afiliación del sector industrial, ya que la productividad de su mano de obra –con independencia de la intensidad tecnológica que empleen– es capaz de superar en 63 euros la hora al resto de la economía, que está en 155 euros la hora. Sin duda, los puestos que precisan de elevados conocimientos en tecnología son los más productivos, aunque en términos netos se hayan generado 13.000 afiliados medios durante 2021 y 2022, es decir, en plena expansión del mercado laboral tras la crisis.
Competitividad y salarios
En la productividad del conjunto de la economía está una de las grandes claves de los salarios en España. Los autores destacan que la baja productividad lleva a las empresas a actuar en dos direcciones, "o bien aumentan los precios de venta de los productos para recuperar beneficios, o bien contienen el crecimiento de los salarios de los trabajadores". Si suben precios, la venta en el exterior es menos competitiva; si contienen salarios, pierde atracción para el trabajador.
La productividad crece moderadamente desde la crisis financiera, como así lo hace la riqueza por habitante –en términos de PIB per cápita–, que se aleja del perseguido objetivo europeo que llegó a rozar a comienzos de siglo.
En su análisis, Mingorance-Arnaiz y Pampillón Olmedo recalcan la importancia de transformar el tejido productivo hacia un progresivo mayor peso del sector industria, que supone el 16% de la producción nacional y cuyas firmas apenas representan el 10% del total.
El conveniente desarrollo del I+D+i y formación en tecnología impulsaría a la sociedades hacia un mayor grado de productividad que derivaría en mayor bienestar retributivo. Además, apostarían por un mayor tamaño de las empresas, ya que las medianas y grandes son –en promedio– más eficientes.